martes, 21 de junio de 2016

Mi querida España

Mi querida España,

Hoy estoy lejos y he decidido escribirte porque me preocupa tu futuro, el nuestro y el de nuestros hijos y nietos.

Inicié mi andadura en el mundo de las letras con pequeñas cartas que entonces iban dirigidas a los seres que me dieron la vida. Hoy eres tú la destinataria de tres páginas, ¡madre mía cómo he cambiado!

Tú que eres mi patria, hermosa y con un sinfín de posibilidades. Tú que eres dueña de mi cariño, y en estos momentos también de mis preocupaciones. Pensando en ti recordé que en mis tiempos de colegiala teníamos una directora que era muy estricta, y nos hacía repetir: ¡España, una, grande, libre! Nunca lo olvidé, y hoy vino a mi mente porque me preocupan tu libertad y tu grandeza, y no me refiero a la extensión física.

Algo tonto para unos, algo que conocemos muy bien otros. Que sabemos de lo que hablamos porque lo vivimos, porque hemos visto como se apagan la libertad y la grandeza, y se sumerge al pueblo y al país en la miseria. Miseria física, económica e incluso de pensamiento en muchos casos.

Mi querida España, has sido tan generosa, has dado tanto que ha sido difícil adaptarse a los momentos tan duros por los que pasamos, y me incluyo. Aun así sé que podemos salir adelante si nos unimos en el mismo propósito, si trabajamos con ganas y vemos lo bueno, si te queremos más. Si te criticamos y robamos menos.

Si tratamos de cambiar la realidad con trabajo y honestidad, sin creer en quienes nos quieren robar el futuro con cantos de sirenas.  

Decía mi mamá que no hay poco que no llegue ni mucho que no se acabe, dependiendo de quién lo administre, y eso me recuerda a la época de bonanza cuando el dinero no se empleó para desarrollarte, para industrializarte y generar empleo, sino para dar pagas sin ton ni son. Se malbarató en estudios sin sentido, en obras absurdas. Se malgastó, se robó y se regaló. Y cómo es fácil adaptarse a la buena vida, todo estaba bien y se vivió el momento sin quejarse ni preocuparse. 

Lo bueno no dura siempre, lo sabemos, pero no es sencillo dejarlo ir. Estábamos acostumbrados a tener, a pedir, a que nos dieran, y ahora cuesta mucho asimilar que las cosas han cambiado. Que no producimos para mantener la bonanza.

Hay quienes pretenden más de lo que puedes dar, quienes no entienden que la historia es cíclica y de vez en cuando nos da algunas bofetadas. 

También es cierto que los gobernantes no han estado a la altura. Unos malgastando porque había para ellos y para regalar, otros atrincherándose en la mayoría absoluta, y recortando sobre todo donde más se necesitaba, porque si lo hubieran hecho a todo nivel, seguramente se hubiera entendido.

Ahora estamos muy cerca de las nuevas elecciones. Elecciones que marcarán tu destino, y me siento triste porque estamos en manos de un grupo de políticos que no han demostrado merecerte. Porque no, no han estado a tu altura, ni serán capaces de estarlo.

Las opciones distan de ser lo que te mereces mi bella patria, y los electores están en su mayoría decepcionados y hartos. Tanto que muchos votos serán producto del deseo irracional de castigar, por lo tanto las consecuencias serán nefastas.

Algunos votarán ilusionados con un cambio. Un cambio que creen hallarán si gobiernan quienes ofrecen igualdad, acabar con la corrupción, con todo lo que no gusta… Lo malo de esto es que se dejarán llevar por palabrerías de políticos que ansían el poder, y que en realidad acabarán con todo lo bueno que existe. Con lo que ha llevado años de lucha y trabajo alcanzar.  

Se elegirá un camino que en realidad te llevará a perder tu grandeza y tu libertad, tu paz, tu orden. Todo lo logrado hasta ahora. Y contigo lo perderemos nosotros.

Y es que sabiduría no se les ve más que para lo que les interesa. Medidas claras, concretas y efectivas para solucionar no han dado ninguna, solo van a hacer, pero cómo, con qué…, y barita mágica tampoco creo que tengan, aunque sí, reconozco que sus homólogos, aunque no reconocidos pero si conocidos, supieron transformarlo todo, y no para mejor precisamente.

Tú, mi querida España, eres pensante e inteligente, y sé que me entiendes, porque aunque has sido una madre quizás demasiado complaciente, también has sabido levantar a una mayoría maravillosa, luchadora y trabajadora, que nos hace sentir orgullosas, a ti de ser España, a mí por ser española.

No sabes cuánto me gustaría que mis compatriotas se dieran cuenta de que el camino no es la miseria disfrazada de populismo. No lo es porque de donde no hay no se puede sacar. No lo es aunque diga lo que muchos, por la decepción que sentimos ante la labor de la mayoría de nuestros gobernantes, quieren escuchar.

Miseria sí, eso es lo que te espera mi querida España, si tus votantes así lo deciden, ahora que pueden y lo hacen con libertad y confianza, y si los pactos que hagan los políticos, guiados por su irracionalidad y ambición así lo consolidan.

Es mucho más lo que podría decirte, porque mi experiencia en esto es larga y no del todo buena, lamentablemente. Lo positivo es que de todo se aprende, y también de eso he aprendido. He aprendido que casi todos mienten, que no cumplen lo que ofrecen, que juegan con los votantes y se venden a los poderes.

He aprendido que no todos los cambios valen, que se puede ir a mejor o a peor.  Y es que los del cambio no son diferentes, sino que crean sus propios poderes y siguen manteniendo a los existentes, porque a fin de cuentas el dinero no tiene ideales, por eso todos lo quieren, y quien lo posee o lo controla puede comprar  conciencias.

Es cierto que queremos y necesitamos un cambio, pero visto lo visto, el que nos ofrecen traerá destrucción y hará que emerjan nuevos capitales, y como riqueza y producción no hay, surgirán de ahogar al pueblo. De sumirlo en la miseria, porque siempre, siempre se puede ir más abajo, y aún cuando lo estás pasando mal, lo estamos pasando mal, siempre se puede estar peor.

He aprendido que la experiencia es clave para desempeñar bien un trabajo, en cualquier área. Experiencia, preparación, creatividad, honestidad, palabras claves en cualquier currículo. Lo que nos piden en cualquier empresa, y me pregunto dónde está la experiencia de los del cambio, cómo van a lograrlo…

He aprendido que hay que ser muy cautos porque los dictadores ya no se presentan como tal, ya que nadie los aceptaría. Pero aun así existen en la actualidad, y es que las ansias de poder persisten aunque los tiempos sean otros, y con ellos la forma de manipular.

Es hora de despedirme mi querida España, y lo hago deseando de corazón que la gran mayoría de los votantes demuestren ser más pensantes, conciliadores e inteligentes que buena parte de nuestros políticos. Más analíticos, honestos y constructores. Que no creamos todos que tenemos la verdad, porque me preocupa mucho el saber que eres una tierra tan hermosa como dividida, gravemente dividida.

Votar… ¡Por supuesto que sí! Por quién… pues, aunque ninguno sea mi ideal, quiero ser parte de los que deciden, quiero que estés bien, que estemos bien. Quiero que haya paz, unión y empleo. Con ello llegará la abundancia.

Te digo hasta pronto con otro refrán, tan auténtico que me gustaría que pensáramos en él antes de depositar las papeletas en las urnas y decidir tu destino: dime con quién andas y te diré quién eres.

Hasta pronto mi España, nuestra España, la España de mi hija, de mis amigos, de mis vecinos, de mi familia. La España de todos los que nos sentimos españoles.

Una España fantástica con tus defectos y virtudes, muchas más virtudes que defectos. Así te veo, así te siento, y me encantaría que estuvieras siempre: sonriente y llena de vida. Nunca mustia, nunca sometida.


¡¡¡Siempre libre!!!



martes, 7 de junio de 2016

Vivir en Libertad



¡Hola queridos amigos!

Hoy me levanté pensando en una de mis palabras favoritas: libertad, y al hacerlo recordé que cuando era adolescente construía mis sueños entre frases que terminaban en libertad. Quería:

Vivir en libertad, amar con libertad, disfrutar con libertad, actuar con libertad, expresarme con libertad, elegir con libertad, crear con libertad…

La que más me gustaba era: vivir en libertad, porque con ella podía resumir mi filosofía de vida.



Entonces parecía simple hallar el ansiado contenido de tan hermoso vocablo. Hoy estoy convencida de que lo realmente fácil es perderlo, y lo hacemos además con tanta frecuencia que, muchas veces, ni siquiera nos damos cuenta, hasta que es tarde.

Nos condiciona la sociedad en la que nacemos, desde antes de hacerlo, y lo hace además lo que leemos, lo que vemos, lo que vamos enfrentando, con quienes compartimos, lo que vivimos…

Cada cabeza es un mundo, dice el dicho, y cada vida una historia. Cada convivencia un intercambio. Cada encuentro un aprendizaje…

Somos suma. Suma que nos amolda y nos va llevando por caminos en los que no suele ser fácil mantenernos y sentirnos libres, por eso, la libertad, como la tristeza o la felicidad, es más un sentir que un estado.

Nos sentimos libres cuando jugamos en el parque, cuando construimos nuestro castillo de arena y en él viven la familia feliz o los feroces guerreros. Cuando vamos solos por primera vez al cine… 

Con el transcurso del tiempo nuestras necesidades para experimentar la libertad cambian, y solo somos realmente libres si hemos sido lo suficientemente pensantes, analíticos y racionales, como para tener nuestra propia identidad. Para ser independientes, y no uno más de la masa que se deja llevar por la gran ola. 

Nos sentimos libres si no nos hemos dejado comprar, y no solo se compra con dinero…

Somos libres cuando somos capaces de escuchar a los demás, sin exaltarnos sin insultar, y podemos entender su punto de vista, e incluso revisar el nuestro, porque lo más probable es que tengan algo que aportarnos, aunque no por eso nos lo vayan a cambiar.

Nos sentimos libres si somos respetuosos y no permitimos que ninguna ideología nos ciegue. Si no criticamos ni agredimos, si no intimidamos. Si no coartamos ni juzgamos, porque igual que nosotros necesitamos nuestra libertad, los demás necesitan la suya.

Somos libres y felices, cuando vencemos los miedos que nos impiden dar el gran paso que necesitamos para ir en pos de nuestros sueños. 

Solo entonces experimentamos la emoción que nos embargaba cuando éramos niños. Aquella libertad que parecía no tener límites, aunque la magnitud de lo que hagamos y sus consecuencias sean mucho mayores y, por lo tanto, más difícil el lograrlo. 

También hay maneras simples de sentirnos libres: contemplar el mar es tan grato que nos regala una sensación de libertad maravillosa. 



Disfrutar de un paisaje. Escuchar la música que nos gusta y nos hace sentir bien, de acuerdo al momento. Pueden ser melodías energizantes que nos hagan olvidar el mundo y tener nuestro ratito de libertad, o tan suaves que nos permitan flotar, libres y relajados. 

Busquemos nuestra libertad. Libertad de pensamiento sobre todo, recordando que quien alberga rencores no es libre ni lo será nunca. 

Quien se deja manipular tampoco, y quien manipula es un opresor, pero no vive en libertad porque lo hace en función de sus intereses, o los de alguien más, y por lo tanto es esclavo de ello. 

No es libre quien tiene vicios, porque ellos le dominan.

Hoy me despido aquí amigos, porque en este momento necesito desayunar, y es que sí, el hacer lo que necesitamos nos hace libres, aunque muchas veces sea bien complejo y sintamos que no somos dueños de nuestros actos como quisiéramos, pero otras es tan simple como hacer algo sencillo...


¡Hasta pronto y muchas gracias por haberme acompañado, os invito a un paseo en libertad, aunque sea breve!