¡Hola queridos amigos!
Hoy estoy aquí para hablar un
poquito de uno de esos momentos en los que podemos alcanzar la dicha, y
que muchas veces nos perdemos…
Ante todo quiero agradecer a mis
vecinos, porque gracias a ellos pude disfrutar, una vez más, de una noche
inolvidable entre el infinito de la música
clásica.
Son profesores de música y de vez
en cuando dan conciertos. He asistido a algunos y siempre vivo la increíble
experiencia de ser transportada al cielo. De estar en medio de la nada, con la
única compañía de ángeles que tocan sus instrumentos.
Es una sensación única que se
produce al combinarse magia y excelencia, y se percibe a través de melodías que
conjugan talento, creatividad, dedicación… y que nos llegan gracias a ese don
maravilloso que permite a los músicos deleitarnos con el fruto de su trabajo, y
elevarnos hasta que el mundo deja de girar, de existir.
Esta vez no tocaban ellos si no la
Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, siguiendo la batuta de su directora,
Virginia Martínez, y acompañados por un invitado especial: el contrabajista Slawomir
Grenda.
Slawomir Grenda nació en Polonia
y es solista de la Orquesta Filarmónica de Múnich, lo fue además de la Ópera de
Berlín, ganó distintos concursos internacionales en Ginebra, Polonia, Baltimore,
República Checa… Transcribe composiciones para violín y violonchelo, que luego
presenta en conciertos por Europa y USA, y, entre otras actividades relacionadas con el medio, da clases magistrales y esporádicas en
diferentes países…
Tras subirse al podio le vimos
acariciar su contrabajo de manera excepcional, maravillosa. Es cierto que mis
conocimientos de música no son muy amplios, y no puedo hablar de tecnicismos ni
con el vocabulario que amerita el artículo, pero intentaré transmitiros un poco
de lo que sentí, y que además tuvimos la suerte de ver a un excelente músico
acompañado por una gran orquesta.
Demostró ser un excelente
profesional, entregado, que vive lo que interpreta. Subió y bajó el arco,
cambió de acordes, de expresión… y de pronto se desvaneció. No había nada ni
nadie alrededor, solo notas que nos transportaban y nos ponían alegres,
melancólicos, tristes… Vivíamos sentimientos que brotaban magistralmente de un
instrumento que siempre me ha parecido nostálgico, desgarrador y fuerte, como
los grandes clásicos, y que fue capaz de tocar las fibras más profundas.
Aquí os dejo este vídeo, que no pertenece al concierto del que hablo porque no he encontrado ninguno todavía, pero en el que podemos deleitarnos con la participación de Slawomir Grenda.
Por su parte, Virginia Martínez,
nacida en Murcia, España, cuenta con un amplio currículo, del que mencionaré
que se graduó con Matrícula de Honor y Mención Especial como directora de
orquesta en Viena, que se presentó oficialmente y por primera vez con la
Orquesta Sinfónica de Murcia en el 2003; ha hecho giras por diferentes países
al frente de distintas orquestas, de varias óperas, y en la actualidad dirige a
la Orquesta de Jóvenes y a la Sinfónica de la Región de Murcia.
Es cierto que no encontramos
muchas mujeres dirigiendo orquestas, y por eso quiero contaros que el trabajo
de Virginia Martínez demostró su indiscutible profesionalidad, e hizo que
disfrutáramos de un concierto precioso, en el que se notó el dominio y la
capacidad de seducción, que le acompañaron desde el momento en que entró en el
escenario, incluso antes de subirse al atril. No nos quedó la menor duda de que
conocía el repertorio a la perfección, de sus dotes de liderazgo, y de que se
ha ganado a la Orquesta y al público.
Y qué deciros de la Orquesta
Sinfónica de la Región de Murcia… Una orquesta joven, fundada en el 2002,
compuesta por 49 profesores que se esfuerzan por transmitirnos eso que tan bien
saben hacer, y que logran a tal punto que nos emocionan hasta erizarnos la
piel, sacarnos las lágrimas en un instante y hacernos felices al siguiente…
Un trabajo excelso que coordina
perfectamente sonidos, notas, silencios… y es capaz de maravillarnos con
belleza, de demostrarnos que la música es el lenguaje que todos entendemos,
porque a través de ella sentimos la tristeza, la dicha, la felicidad e incluso
esa preocupación y esa angustia que tan reales nos parecen.
El resultado ha sido una presentación
en la que el conocimiento, la práctica, el esfuerzo y la química entre músicos,
invitado y directora permitieron que las notas alcanzaran la perfección, que
nos eleváramos y disfrutáramos de la magia una y otra vez, a través de obras
maravillosas como “La italiana en Argel” de G. Rossini, “Concierto para
contrabajo y orquesta” de G. Bottesini, en el que estuvieron incluidos: Allegro
moderato, Andante y Alegro. “Fantasía Carmen” para contrabajo y orquesta de F.
Proto, que incluyó: Preludio, Aragonesa, Aria de Micaela, Canción del toreador
y Danza bohemia. Preludio de “La verbena de la paloma” de T. Bretón. Intermedio
de “La boda de Luis Alonso” de G. Giménez, y el preludio de “La Revoltosa” de
R. Chapi.
Muchas gracias por haberme
acompañado hasta aquí, y si tenéis la oportunidad, os invito a que escuchéis aunque sea un poquito de música clásica porque es preciosa, es interesante y nos da grandes emociones y momentos memorables…
Ahora os dejo dos interpretaciones a elegir, la primera es la Sinfonía No. 7 de Beethoven interpretada por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, dirigida por Virginia Martínez.
Y la segunda es el tema principal de la película Out of Africa, Memorias de África, compuesto por John Barry, e interpretado por la OSRM bajo la dirección de V.M.